Yo tengo un pequeño paraíso, es tan grande lo que veo desde allí…
Os lo contaré.
En la habitación, estando en la cama, levantas la cortina y estás viendo el Cincho (monte de costa de bosque mediterráneo); no es alto, mas tiene unas vistas extraordinarias.
En la cocina, con luz natural espléndida, tengo un balcón pequeño lleno de flores; colgadas, de pie, hasta sentadas diría yo.
El salón, con una ventana grande sin cortinas, sentada a la mesa, lo que se ve es naturaleza. Ahora vamos a asomarnos y lo que ahora vemos es la terraza del vecino de abajo, también una piscina grande con muchísimo espacio; seguido el campo de golf, una charca grande y detrás las encinas. Estas están creciendo tanto que por ese lado ya no veo casas y dentro de poco, no veré el mar.
Seguimos: en el horizonte hay casas salteadas. El cielo es precioso cuando hace bueno y cuando va a llover, las veo venir (las nubes); los atardeceres son fantásticos , al anochecer se van encendiendo las lucecitas como los nacimientos en mi niñez. La Luna aquí ya sé cuándo está en creciente o menguante, sé por dónde me da el viento.
Silencio fuera de temporada; en verano, sobre todo, voces de niños. Este es mi paraíso. Os invito a todas, venir de una en una para que os haga efecto terapeútico, a cinco minutos está la playa; yo voy a darme un chapuzón.
A ver chicas, como ya os he cansado bastante, tomaremos un trozo de bizcocho y lo que os apetezca beber.
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