Desde mi ventana de clase se pueden percibir muchas sensaciones. Lo que huelo es la gasolina de los coches el humo del tabaco de la gente que pasa fumando, a pan recién horneado y bollos, ya que debajo hay una panadería. A comida de las casas cuando cocinan y desde dentro de mi clase huele a sudor. Que ganas no me faltan de sacar la cabeza por la ventana para respirar aire puro, ya que es horrorosa esa sensación.
Al día siguiente me volví a asomar a la ventana de mi clase, y a primera vista vi un árbol desnudo con hojas marchitadas con el movimiento del viento. A su vez me volví a fijar en la fachada que hay detrás del árbol con muchos cristales. Cuando me asomo me veo reflejado en ellos, al girar para mirar en otra dirección veo a los niños jugando en el patio del colegio.
A la semana siguiente, nos fijamos en los colores y nos dimos cuenta que hay muchos objetos del mismo color gris. Volví a mirar la fachada de enfrente, tiene un color grisáceo y descaradamente me fijé en el color del cielo, tenía un color muy grisáceo y mi sensación fue de tormenta. Me volví a sentar en mi silla y me fije en el proyector de clase del mismo color gris, como la vida misma.
Ander Luengo
Laura Castelo
Cecilia Pacheco
Daniela Diac
¡Qué triste, tan gris!
ResponderEliminarLo del olor, con un ambientador, solucionado.