Allí estaba, ese pequeño insecto era la salvación, llevaban mucho tiempo observándole, habían luchado por preservar aquella zona de la Amazonía y aún con pérdidas de vidas lo habían conseguido.
Este pequeño ser, por el día paseaba en la floresta cargándose de energía de luz solar para más tarde transformarla y alumbrar su entorno como si el día no hubiese acabado. Su cuerpo se transformaba y como si de un gusano de seda se tratara, los finos hilos que desprendía eran receptores de luz capaces de crear una energía comparable a la obtenida de los fósiles o del petróleo.
Sólo había que enfundarse la ropa tejida con sus hilos y ésta iba cargándose durante el día, luego en casa y mediante unos adaptadores la convertían en electricidad con la que hacer funcionar los aparatos eléctricos.
En las empresas, en los hospitales, grandes y gruesos toldos cubrirían los tejados y generarían su propia energía.
Aún era posible volver atrás en la recuperación de nuestra HERMOSA TIERRA.
Sólo hay que buscar.
M.C. Creación literaria.
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